Franco Moschino fue el responsable de fundar en 1983 la marca de moda con los diseños más surrealistas, originales y valientes que se recuerdan. Sorprendió al mundo con una propuesta única en el que el sentido del humor bordaba sus estampados. El Andy Warhol de la moda.
Pero para llegar a la fama que la conocida firma italiana ha alcanzado y entenderla, debemos remontarnos a 1950, año de nacimiento de Franco Moschino.
Amante de la cultura, estudió Bellas Artes en la facultad de Milán, y en 1971 consiguió su primer trabajo como dibujante para un tal Gianni Versace, quien en aquellos momentos ya empezaba a despuntar en el mundo de la moda.
Contribuyó durante 11 años en la creación de las colecciones de Versace y y durante todo ese tiempo se percató de que moda y arte no estaban tan lejos. Desde el modo de fabricación hasta el diseño de las propias prendas, todo era un conglomerado que Moschino veía como una forma de expresión artística. Todo lo cuestionaba, todo lo ponía en duda, y eso fue la primera piedra en la construcción de su mente innovadora y rompedora de clichés que años más tarde se materializaría en su propia firma de moda: “Moschino”.
En otoño de 1983 Franco Moschino presentó su primera colección de ropa en Milán. Y de ahí al estrellato mundial.
Su estilo extravagante, gráfico, icónico y vanguardista, pero sobre todo divertido con un espíritu irreverente y contestatario puso patas arriba el mundo de la moda, por aquel entonces bastante conservador. Todo ello unido a unas impactantes campañas de publicidad que sentarían las bases de lo que hoy en día es la industria de publicidad contemporánea.
Ya en 1986, Moschino lanzó su línea masculina y al año siguiente su primer perfume, además de otra línea llamada Cheap & Chic. Sus vestidos a lunares al mejor estilo Minnie Mouse, sus camisas con botones que simulaban llaves de grifos y el diseño del esmoquin con un cuchillo y tenedor a modo de adorno, le hicieron irresistible, original y transgresor frente al mundo.
Sus desfiles eran tan esperados como ovacionados, y en 1989 abrió su primera tienda en Milán. ¿Su eslogan? “Stop the fashion system!” (¡Detén el sistema de la moda!). Toda una declaración de intenciones en el que quedaba patente la línea desenfada e irónica de su nueva firma.
A mediados de los noventa, en 1994, tras varios años luchando contra el sida, el diseñador italiano Franco Moschino falleció dejando un legado inmenso que a día de hoy sigue latente. Sin embargo, antes de morir, Moschino dejó preparadas varias colecciones.
Las emociones son la gasolina de la vida.
¿Qué hubiera pasado si el diseñador no hubiera fallecido tan pronto? No se puede saber, pero es muy probable sospechar que nos hubiera regalado varios momentos fascinantes, ya que como él mismo decía: “Las emociones son la gasolina de la vida”.
Ya en 2013, la firma volvió a sonar con fuerza tras el nombramiento de Jeremy Scott, antiguo colaborador de Adidas, como director creativo.
Actualmente, Moschino tiene más de 80 tiendas en todo el mundo y sus productos están presentes en más de 3.500 puntos de venta. Todo un imperio creado a base de talento, férreos ideales y una visión del mundo vanguardista y muy divertida.
Os dejamos con algunos ejemplos de las impactantes campañas de Moschino: